Me gusta conversar con la luna, como dos grandes amigas, digamos que la luna suele ser cómplice y confidente de muchas cosas, para todos aquellos que la luna es esa señora majestuosa fuente de inspiración quizás les sea mucho más fácil entender mi diálogo con la luna un día de finales de marzo, y esa sensación de querer abrir mi alma en las letras y no poder.
Mientras la miraba fijamente tomé mi celular y le tiré una fotografía, muy mala su calidad por cierto ya que no le puse flash, ni activé absolutamente nada para mejorarla, solamente la acerqué un poquito...





Acto seguido pero muy rápido volví a accionar el botón y al mirar el celular me encontré con una imágen que me sorprendió...


                                           
   

Incrédula volví a otra toma y entonces la imágen de la luna era de una extrema belleza...

                                               

A todos los que le mostré me dijeron era imposible, que seguramente era el efecto del flash (que no le accioné), que quizás era un problema de resoluciones, que quizás algún experto en la fotografía me podía decir, que todo era pura imaginación mía, pero de lo que si estoy segura es que la luna entre amigas, esa noche me habló...   



Flotando en la nube frente a tu presencia
esfera de nácar, señora de sueños
buscando la esencia de la fantasía
de todo lo hermoso que escriben tus noches
magia de las horas donde duendes cantan
y un coloquio eterno se escucha en las sombras
eco de violines, gárgolas que nombran
secretos guardados de antiguas memorias
vigilia nocturna , inquieta mirada
un triste cuaderno que quedó olvidado
páginas en blanco, viejos desafíos
desnudando ausencias, mudo de palabras
invisibles letras que escribiera el alma
trenzan mis cabellos tus hilos de plata
perdida en la bruma , luna de mi otoño
desde aquél destello que fué poesía
tú mi confidente, tú lunita mía...
Me dejaste sola, tan sola y perdida
mi musa traviesa siempre te seguía,
se perdió entre sedas y llantos de sal
como en un suspiro, te busqué en el mar
allí donde siempre te pude encontrar,
caminé despacio hacia tu figura
tranquila, serena, en paz y segura
maquillé de ternura el llanto y la pena
el silencio ruta de mi corazón
te ofrecí alabanza de tu amigo el sol
con un suave manto me cubrió el misterio
en las quietas aguas brilló tu destello
elevé mis ojos a la fantasía
allí entre tus velos mi musa reía
fulgores azules de pálidos versos
y tú muy oronda, vestida de prosa
dueña del hechizo de la poesía
y yo enamorada de la primavera
regaba a mi paso pétalos de rosa
custodian la noche cientos de luceros
y llueve la vida en gotas de cielo...


Mayra García Derechos Reservados 2013





                          

Cuando dialoga el alma...

Cuántas veces rompiste el papel donde dibujabas los sueños...
Quizás el mundo sea demasiado cuerdo para entenderte o tú demasiado loca por hacerle resistencia a sus preceptos, muchas veces te preguntas cómo equilibrar razón y latidos, cómo solfear la melodía que estrangulas en las cuerdas vocales con cada nota silenciada de tus ganas, de esas ganas
soberbias de reivindicar historias que duermen en tu memoria y que el holocausto de los tiempos condenan al olvido, si pudieran tus manos dibujar las miles de figuras que imaginas, figuras que se vuelven parias, sí, definitivamente parias en el desatino, en la perseverancia que grita más allá de todo tiempo, de toda nada, de la encrucijada, de un campo de batallas cruel, flanco derecho, flanco izquierdo, en el medio los ideales pisoteados por esas miles de razones que no entiendes.
Cuántas veces rompiste el papel donde dibujabas los sueños...
Del otro lado un llamado a la justicia, una apología a la traición que como mal incurable hace metástasis y corroe hasta los huesos, hasta la médula por donde absorbe el soberano derecho del ser. Vuelves a insistir en buscarte, te sumerges en un mundo de silencio entre mareas embravecidas, desapareces como la Atlántida, aunque queda un leve vestigio de tu existencia, no aceptar la derrota ha sido el lema, no darte por vencida la escalada, el peso sobre tus hombros se hace eterno y las manos te duelen de escarbar horizontes, tu mente estalla en el intento de viajar al país de Nunca Jamás donde los sueños se hacen realidades y a pesar de las hebras plateadas de tu cabello, esas que escondes con tinte Revlon (amonio free), sigues siendo esa niña montada en la barca alada de Peter Pan, sigues pensando que el amor como lo entiendes es posible, ese que va más allá de la carne y recuerdas aquella frase que te inventaste con apenas quince años y ya jugabas a ser mujer:
Si no me tocas el alma, nunca tocarás mi cuerpo...
Cuánto tiempo ha pasado desde entonces y que poco se conoce del alma cuando comulga con la pasión, de levitar entre nubes de deseo, de fundirse dos en uno con un beso, con el simple roce de los labios, de desnudarse en el verbo.
Insistes en que la equidad es posible, que las fronteras no existen, que la libertad es posible, que la amistad es posible, que la verdad es posible, que la lealtad es posible, que el dinero es una mierda, pero te sobrecoges de espanto porque te desgastas en tres trabajos por esa mierda y sin querer te das cuenta que te la comes, la vomitas y te la vuelves a comer, pero aún así te niegas a ser una comemierda.
Te niegas a escuchar parafernalias de revoluciones a tantos detractores de la palabra, la revolución es cambio, el cambio está dentro de uno mismo, en el derecho a escoger nuestra identidad, nuestro destino, los políticos se nutren de los idealistas, los idealistas dejan la sangre en el camino, suculento manjar de la carroña para engordar la mentira, entonces te convences de tu autoflagelación, porque eres definitivamente una idealista, con la salvedad que rompes los hilos invisibles de políticos y religiosos, que las puntadas que te bordan no son ni de izquierda ni derecha, se bordan en la cavidad del centro, en el tapíz de tu corazón, que solamente en tu interior se encuentra el templo de Dios, y aceptas que amas dignamente tu masoquismo.
Te descubres escribiendo toda esta disertación que para muchos no tendrá ni pie ni cabeza pero con la convicción de esa fé que te acompaña, y que la esperanza es como un verde prado que nos invita a caminar descalzos para sentir su caricia.
En una noche lluviosa como hoy, dejas volar la imaginación y te visualizas en una tarde de sol refulgente, sentada guitarra en mano con un traguito de mojito en tu litoral Habanero, estruendosas carcajadas y el brillo en la mirada de muchos en el reencuentro, en el viento olor a salitre y libertad.
Amanece un nuevo día...
Vas en busca de ese mar que tanto amas, un azul intenso te abraza en su calma, haces un resumen de todo lo vivido hasta hoy, te sorprendes haber llegado hasta aquí desafiando la fría ventisca de la melancolía que recurrente ha golpeado tu mejilla, caminas lentamente por la playa y nuevamente descubres tus huellas en la arena, una sensación indescriptible recorre tu cuerpo, burbujas de espuma blanca te poseen, contra todo pronóstico te transformas en Campanilla y vas en busca de Peter para juntos viajar al país donde los sueños son posibles...



Mayra García, Derechos Reservados 2013